
Estado de Veracruz
25 abril, 2025
Claudia, demuestra que no estas coludida con AMLO
29 abril, 2025Piel delgada o autoritarismo: la cuarta transformación y su régimen de intolerancia
La cuarta transformación ha consolidado un patrón peligroso: una hipersensibilidad al escrutinio que raya en la paranoia política. Tanto en el sexenio de AMLO como ahora con Claudia Sheinbaum, cualquier crítica al gobierno es recibida no con argumentos, sino con descalificaciones, estigmatización y represalias institucionales. Este modus operandi no es solo una cuestión de vanidad herida; es el síntoma de un proyecto autoritario que busca anular el disenso.
El reciente episodio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es ilustrativo. Ante un análisis técnico sobre el crecimiento de la deuda externa —impulsado por factores globales como el alza de tasas de interés derivada de la guerra comercial de Trump—, Sheinbaum optó por el nacionalismo reactivo: descalificó el informe sin leerlo, acusando al organismo de injerencia. Lo grave no es el error técnico, sino la estrategia de convertir datos objetivos en «traición a la patria», un guion heredado de los peores manuales del PRI autoritario.
Aquí no hablamos solo de piel delgada. Detrás hay una arquitectura de control que recuerda al régimen de partido único. MORENA no es una simple alternancia: es la resurrección del PRI hegemónico de los 60, pero con herramientas más sofisticadas. Mientras el PRI clásico censuraba mediante el control corporativo de sindicatos y medios, MORENA ha perfeccionado la estrategia de asfixia mediática. AMLO no solo presionó a dueños de medios —como Grupo Imagen tras las críticas de Ciro Gómez Leyva—, sino que normalizó la deslegitimación diaria de periodistas en sus mañaneras, creando un clima donde 58 comunicadores han sido asesinados desde 2018 (según Article 19), muchos en medio de narrativas oficiales que los tachan de «opositores vendidos».
Sheinbaum, lejos de moderar esta deriva, la radicaliza. Su iniciativa de Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión —que busca regular contenidos bajo el pretexto de «equidad informativa»— supera incluso los intentos de Luis Echeverría por controlar la prensa. Es el sueño húmedo del autoritarismo: silenciar críticas no con censores directos, sino con un marco legal que criminaliza la discrepancia.
¿Dictadura? El término no es exagerado cuando un partido controla 23 de 32 gubernaturas, el 70% del Congreso federal, y usa recursos públicos para financiar su aparato clientelar. Las elecciones de 2024, marcadas por acarreos masivos y uso de programas sociales como herramienta electoral, fueron un déjà vu del priismo en su etapa más corrupta. La «voluntad popular» que invoca Sheinbaum está construida sobre una maquinaria clientelar que repite los vicios del pasado, pero con algoritmos y becas universales como nuevos instrumentos de cooptación.
Ante este panorama, la resistencia no puede limitarse a marchas o debates en redes. Se requiere una alternativa política real que trascienda el PAN —secuestrado por su ala ultraconservadora— el PRI —reducido a una franquicia zombie— y MC secuestrado por el gobernador de Nuevo León —que lejos de ver un proyecto solo espera no ir a la cárcel por sus desvíos y desvaríos. México Nuevo, Paz y Futuro surge no como otro partido anti-AMLO, sino como una plataforma que contempla entre otros aspectos:
1. Pacificación con justicia: Recuperar territorios controlados por el crimen (40% de municipios según Insight Crime) mediante inteligencia militar y reformas judiciales que ataquen la corrupción estructural.
2. Economía de oportunidades: Sustituir las dádivas asistencialistas (52% del presupuesto social según Coneval) por inversión en infraestructura estratégica y empleos formales con salarios competitivos.
3. Democracia radical: Auditorías ciudadanas a medios públicos, plebiscitos vinculantes y reforma electoral que prohíba el uso de programas sociales en campañas.
La disyuntiva es clara: seguir tolerando un régimen que vende autoritarismo como «paternalismo popular», o construir desde abajo una democracia donde la crítica no sea sinónimo de enemistad política. Las urnas de 2027 serán el termómetro: o rescatamos las instituciones desde los municipios y congresos locales, o México se convertirá en otro eslabón del giro autocrático latinoamericano.
Basta de lamentos. La hora es de organización y acción. Si crees que otro México es posible —uno donde el poder no se concentre en un solo escritorio—, únete a la construcción de esta alternativa. Llama al 55-5606-1894, 55-2924-5017 o 55-2837-3193. La democracia no se defiende con likes, sino con compromisos concretos.
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